jueves, 23 de diciembre de 2010

EL RETRATO DE SHUNKIN

"Hoy un ruiseñor que cante bien puede costar hasta diez mil yenes, y sin duda ocurría los mismo en la época de Shunkin. Desde entonces el gusto de los aficionados parece haber variado un tanto, pero lo normal es que los ruiseñores de mayor precio sean aquellos que, aparte de su llamada natural, hohokekyo, sepan hacer tanto la "llamada de vuelo por el valle", kekkyo-kekkyo, como las "notas altas" o hokiibekakon. Los ruiseñores salvajes no saben producir esas dos melodías. A lo sumo lograrán un desagradable hokiibecha; para ser capces de dar esa nota hechicera, prolongada y campanil del kon necesitan un adiestramiento intensivo. Hay que capturar a los polluelos antes de que les nazcan las plumas de la cola, y seguidamente adeiestrarlos con otro ruiseñor, un "pájaro maestro". Si ya les ha crecido la cola habrán aprendido las llamadas nada melodiosas de sus padres y no habrá nada que hacer".

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